Elasticidad de la demanda o por qué bajar los precios no siempre funciona
Hoy vamos a hablar de un tema que seguro te interesa: la elasticidad de la demanda. Y si no te interesa, seguro que estás cometiendo el mismo error una y otra vez.
Imagina que eres propietario de un hotel en una ciudad costera. El verano pasado, cuando el sol brillaba y las temperaturas subían, decidiste subir los precios de las habitaciones. Pero este año, las cosas no están saliendo como esperaban. A pesar de que han bajado los precios, las habitaciones siguen vacías. ¿Qué está pasando?
Lo que sucede es que la elasticidad de la demanda está en juego. La elasticidad de la demanda se refiere a la sensibilidad de los consumidores a los cambios en los precios. Si la demanda es elástica, un pequeño cambio en el precio puede tener un gran impacto en la cantidad de personas que compran el producto o servicio. Si la demanda es inelástica, un cambio en el precio tendrá poco impacto en la cantidad de personas que compran el producto o servicio. Esto es lo que está pasando con tu hotel en el ejemplo, la elasticidad en la demanda es voluble.
*Turbodato: nuestra herramienta maneja los cambios en la elasticidad de la demanda para sacar la mayor rentabilidad posible y también para mejorar el posicionamiento.
Pero, ¿cómo podemos saber si la demanda es elástica o inelástica? Esto depende de varios factores, como:
- La disponibilidad de sustitutos
- La necesidad del producto o servicio
- El presupuesto del cliente
- El comportamiento del mercado
Por ejemplo, si hay muchos hoteles en la misma zona ofreciendo habitaciones a precios similares, es más probable que la demanda sea elástica. Si se trata de un hotel de lujo que ofrece un producto único, es más probable que la demanda sea inelástica.
En definitiva, no siempre es una buena idea bajar los precios para aumentar la demanda. Si la elasticidad de la demanda es alta, una bajada de precio no garantiza un aumento en la ocupación. En cambio, podría ser necesario mejorar la calidad del producto o servicio, ofrecer promociones o mejorar la experiencia del cliente. Si no lo haces, corres el riesgo de que la percepción del cliente sea que tu servicio es de mala calidad.
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